UNA HISTORIA DE CONTINUO APRENDIZAJE

El gusanillo lo puso la música y la necesidad de operar aparatos en vivo. La curiosidad y la formación en sonido pusieron el camino, la fortuna de encontrarme tantos maestros en él, me ayudó a recorrerlo. 

Mi comienzo en el sonido para eventos y espectáculos me proporcionó muchos conocimientos técnicos que han resultado imprescindibles en mi carrera, así como el temple necesario para manejar la presión. Trabajar en entornos de estudio, la seriedad y la minuciosidad necesaria para la materialización de proyectos con altos estándares. Participar en proyectos audiovisuales, la satisfacción de explotar mi creatividad como soporte de todo tipo de narrativas, siempre a favor de una historia que ha de ser contada de manera precisa. La docencia, la manera de devolver a las nuevas generaciones todo el conocimiento aprendido de las previas.

Tras más de quince años en el sector sigo manteniendo la misma curiosidad que me llevó a experimentar con los ajustes de un amplificador. La misma ilusión por acudir a una sala de cine. Las mismas ganas de empezar proyecto. La misma satisfacción por el trabajo bien hecho.